La contaminación acústica se define como exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente de un determinado lugar, se trata de un ruido que afecta a la calidad de vida de las personas de diferentes maneras.
La pérdida de audición, problemas de tipo psicológico, problemas físicos, problemas con el sueño y el descanso, entre otros son algunos de los inconvenientes que puede ocasionar este tipo de contaminación.
Cualquier emisor que origine la presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, será considerado contaminante acústico siempre y cuando supere los límites máximos permisibles (LMP).
La contaminación por ruido no deja huellas en el ambiente, contamina en el momento en que se produce la emisión acústica, esta característica distingue esta contaminación de otras.
Las principales fuentes de ruido suelen ser el transporte (aviones, trenes, metros, autobuses), la construcción de edificios y las obras, las industrias y las que surgen de la aglomeración de personas en un lugar, como por ejemplo bares, conciertos o una manifestación.
La contaminación uno de los agentes contaminantes característicos de los centros urbanos por eso, en la Ciudad de Buenos Aires, el control de la contaminación acústica se encuentra regulado por la Ley Nº 1540, su Decreto Reglamentario Nº 740-GCBA-2007, la Resolución Nº 44-APRA-2008, la Resolución Nº177-APRA-2019 y el Decreto de Necesidad y Urgencia 02-2010. Este mismo es el que aprueba el Régimen Especial de Condiciones de Seguridad en Actividades Nocturnas.
Todas las actividades potencialmente contaminantes de ruido y vibraciones deben realizar la inscripción en un registro y realizar las mediciones de nivel sonoro correspondientes para poder cumplir con la normativa vigente.