Las acciones de prevención frente al coronavirus que fueron desarrollándose y replicándose a nivel mundial y el medio ambiente incluyen el distanciamiento social y sobre todo el uso del barbijo o tapa bocas, siempre que el mismo cubra por completo nariz, boca y mentón. En este sentido, la práctica de barbijos descartables está ocasionando un problema ambiental respecto a su desecho.
Las mascarillas quirúrgicas están hechas de tela no tejida de polipropileno, producido a partir de etileno, el cual es un compuesto químico derivado del petróleo o del gas natural lo que genera que tarden alrededor de 450 años en descomponerse.
La organización ambientalista OceansAsia estima que más de 1.560 millones de barbijos terminaron en los océanos durante el año 2020. Esto representa un peso 6.000 toneladas de nuevos desechos plásticos que terminan en el mar. Cuando estos plásticos se descomponen en la naturaleza, se convierten en partículas cada vez más pequeñas. Estas partículas pueden entrar en la cadena alimentaria y tener un impacto en los ecosistemas.
Las causas pueden ser que los mismos terminan en la vía pública, sea por descuido o sea porque se arrojan sin más al suelo. Otra causa es tirar los barbijos en un cesto pero que el mismo no cuente con tapa y debido al bajo peso de los mismos terminan también en la vía pública.
La recomendación que se hace para evitar seguir generando estos desechos es meterlos en una bolsa plástica antes de tirarlos en un cesto de basura cerrado para evitar que los animales las abran o que el viento se las lleve a otro lugar, reduciendo así tanto la acumulación de desechos como el riesgo de propagación del virus.